jueves, 20 de noviembre de 2008

Vivir feliz...


Ayer estuve en un lugar que me recuerda a él. En una ciudad para ser exactos. Habíamos estado allí para celebrar fin de año. Las calles estaban iluminadas, la gente caminaba cargada con bolsas y el frío obligaba a llevar gorro. Nosotros estábamos allí con su familia, pero siempre encontrábamos la manera de quedarnos a solas, y esos pequeños momentos, esas pequeñitas cosas que hacíamos pude disfrutarlas en doble. Esperar un taxi, comprar un cinturón, ver un acuario o ir a un centro comercial.

Y no es que yo sea una consumista, es que me parece mágico ese movimiento de personas cargadas con bolsas, esas tiendas decoradas, esa alegría de saber que tienes que encontrar un regalo especial para alguien...

Y ayer comenzaba esa magia en la ciudad, y me acordé de él... Y me pregunté si algún día lograría olvidarle del todo, no tenerle en la mente cada vez que paso por donde antes caminé con él. Y me di cuenta de que recordaba aquellos buenos tiempos, esa felicidad de entonces. Ya no deseo en todo momento tenerle a mi lado, vivir esa situación con él, poder tomarle la mano. Ya no. Y me da pena, porque igual estoy cerrando un capítulo, el más feliz de mi vida.

Sin embargo, no es nada nuevo que ya no soy tan feliz, e igual buscar nuevas maneras de serlo sea buena idea. Igual esta nueva fuerza que tengo para levantarme y vivir el día a día sea un buen comienzo. No sé que me depara el destino, pero al menos ahora no me da miedo. Hay días en los que querría que fuera con él, que todo se solucionara y volviera mi vida de antes. Otros días confío en llegar a ser feliz sin él. Y lo mejor es que, de una manera o de otra, sé que la vida sigue. Y quiero que sea así. Ahora quiero vivir. Vivir feliz.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

¿Y ahora?


¿Qué se hace ahora?

El lunes después de trabajar me fui de compras con mis amigas, y no sé cómo, acabamos en una tienda de ropa interior. Y luego otra, y luego otra. Ya en la tercera no podía soportalo más, y pensé que tenía que reponer la mitad del armario que he guardado en una caja porque me recuerda a él. Es duro, porque tengo miedo de no volver a abrir esa caja, a no volver a estar con él, pero no quiero quedarme anclada en el pasado.

Es un gran paso, aunque no lo parezca. Antes me habría muerto antes que superarlo. Creo que no quería vivir sin él. No quería querer a nadie más ni aceptar que se había ido.

Ahora no lo tengo tan claro. Por supuesto que sigo enamorada de él, pero por supuesto tb que es cierto que hasta un desconocido se porta mejor conmigo de lo que él lo hace. Y han pasado cuatro meses y me he dado cuenta de que me ha abandonado totalmente. Antes no quería verlo, estaba demasiado centrada en mi dolor y en mi misma para analizarle a él. Pero ahora, cuando pienso en el contacto que hemos tenido, me doy cuenta de hasta qué punto pasa de mí. Ya no soy nadie para él.

Por eso quizás estoy empezando a abrirme un poco a los demás, a mis amigos y familiares. Porque me doy cuenta de que me falta mucho cariño, el que él me daba. Y ellos pueden dármelo, cada uno en su pequeña dosis, pero juntándolos a todos, a veces, creo que podría sobrevivir la espera. Aunque tampoco sé si sería posible que se produzca tal regreso. Si hoy llegara y me dijera que me quiere, que no puede vivir sin mí y me pidiera que le perdonara, no sé cómo podría yo creerle. No sé cómo podría confiar en él de nuevo, cuando me tuvo en la palma de la mano y me arrojó todo lo lejos que pudo, sin decirme si quiera que sus sentimientos estaban cambiando. Detrás de cada silencio suyo estaría mi duda, mi miedo.

Y la única manera de no hundirme cuando pienso en ello, es que estoy mejor. La verdad es que antes pensaba que nunca podría ilusionarme de nuevo con un chico, y ahora, aunque sigo pensando que jamas querré a nadie como le quiero a él, al menos tengo que reconocer que me descubro a mí misma sonriendo cuando pienso en Javi.

Algunas tardes, como la de ayer, tengo ganas de verle. Desde aquel jueves no le he visto, en un principio pq no salía la posibilidad, y ahora que la he propuesto yo, porque no hemos conseguido ponernos de acuerdo. Y a ratos me acuerdo de mi niño, y me pongo triste y lloro, pero otras veces tengo la fuerza de decirme "si me quiere que venga y luche por mí".

Antes pensaba luchar a muerte por él, y ahora, conforme pasa el tiempo, voy viendo que yo he hecho todo lo que he podido y que la espera casi acaba conmigo. Realmente ha habido días en los que me he acostando pensando que no volvería a despertarme. Y si él pusiera de su parte yo lucharía como la de más, pero no voy a esperarle ni a pensar nuevas maneras de acercarme a él. Va a tener que dar él el primer paso.

lunes, 10 de noviembre de 2008

La vida está llena de casualidades...


La vida está llena de casualidades. Algunos dicen que es el destino, yo prefiero pensar que el destino me tiene preparado algo mejor que lo de hoy. Por eso prefiero decir que han sido varias casualidades, todas juntitas, una detrás de otra...

Resulta que esta mañana he tenido que ir al lugar donde trabaja el padre de mi ex, a la puerta de al lado de su despacho, y no he querido pasar por allí sin saludarle, sin darle dos besos. No he querido pasar de largo porque creo que a las personas se les quiere indiferentemente de las circunstancias, por eso no creo que mi ex se haya convertido en una mala persona por haberme dejado ni quiero menos a su padre por no salir con él. Es una buena persona y sé que en el fondo me quiere. Por eso he pasado a saludarle, sólo un instante, porque enseguida se me llenaron los ojos de lágrimas, y entonces, le lancé un beso desde el escaso metro y medio q nos separaba y me fui apurada.

En todo el camino de vuelta, no he parado de llorar, y al llorar, no sabía qué sería de mi vida. Aún no me lo he planteado, y lo que es peor, si alguna vez me lo planteo, sé a ciencia cierta que no encontraré una respuesta segura. No puedo manejar el futuro. He invertido muchas horas de psicóloga en esa simple frase. En creerla, en aceptarla, en aprender a vivir con esa inseguridad.

De modo que he llegado con los ojos rojos al trabajo, me he sentado delante del ordenador y he tratado de hacer mi trabajo lo más rápidamente posible. Estoy cansada de que mis compañeros me vean triste, y ellos están cansados de que le de tanta importancia a algo que para ellos no es más que un paso más de la vida. Algo así como soportar los granitos de la adolescencia.

Y he tenido toda la tarde para recuperarme de la pena (porque gracias a Dios esta vez no hubo ansiedad, ni se hundió el mundo ni quise morirme). Y cuando he llegado a casa, he sentido la necesidad de reunirme conmigo misma. He puesto un baño de agua caliente y me he sentado a pensar. Sólo eso. Así durante una hora.

La única conclusión a la que he llegado es que sólo puedo vivir el hoy. Y ahora mismo siento que no conozco a mi ex, porque mi niño no me habría dejado sola, no me habría abandonado de una manera tan fulminante, habría luchado por lo nuestro, habría puesto su vida en ello. De modo, que quien está de erasmus es la persona en la que se ha convertido mi niño. Igual que yo ahora no soy la misma que él conocía.

Pero tampoco eso me convencía demasiado, porque al fin y al cabo, hasta que le volviera a ver no sé cómo es... no puedo juzgarle por la ausencia. La ausencia justamente es como el color blanco, es nada, es neutro, no se puede juzgar nada así. Habría que esperar a verle, ver qué nuevo color lleva para poder formarme una opinión.

Entonces, he entrado en el mesenger, como tantos otros días, y se ha abierto una ventana naranja en la barra de abajo con su nombre. Y me ha dicho que sbe que he visto a alguien. Yo, intentando mostrarle a la Mimi de antes, esa risueña y enamorada de la vida le he preguntado ¿Te lo ha dicho un pajarito? Espero haberle sacado una sonrisa.

A penas hemos hablado 15 minutos. La conversación se reduce a un pequeño resumen de cómo está él allí, a una pregunta por mi gata nueva y a una pregunta mía sobre su disfraz de halloween. Eso es todo. Y entonces, me he acordado de mi niño, el que me llevaba al cine, el que me decía nena y el que me ha hecho tan feliz estos cinco años.

Sin agobios, sin tensión, sin nervios... tan sólo con un pellizco en el corazón. Una esperanza de que realmente se hubiese acordado de que me dejó en el camino y viniera a recogerme. Pero un bizcocho reclamaba su atención y me ha dejado aquí.

Y estoy delante del ordenador con la ilusión de quedar con Javi marchita, con la pena en el corazón de no tenerle a él, con mi vida de nuevo hecha pedazos. Y no es que ahora, por hablar con él, sienta que lo de Javi haya sido una mentira. Es sólo que no puedo negar que le quiero y que sigo enamorada de él. Y querría poder decirlo. Querría no quererle como hace él conmigo. Querría dejar de sufrir por alguien que no se preocupa por mí, para quien no soy NADA.

Ayer en el comentario de la anterior entrada decía que él no da NADA por mí, que una simple conversación de mesenger podía ser un indicio para luchar por él, pero si la conversación no le sale de dentro sino que es pq me he encontrado con su padre, y me deja por un bizcocho, ¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Volver a parar mi vida por él? ¿Y si con Javi puedo ser feliz y me lleva "donde habita el olvido"?

sábado, 8 de noviembre de 2008

¿Qué es esto?


Hace algunos días, tres exactamente, una amiga mía me dijo que gran parte de mi problema es que yo me había creído que realmente me casaría con X. Tanto es así que yo no veía más allá de mis narices, como si tuviera 40 años y mi vida estuviese ya definida. Como si el anillo que llevaba en el dedo fuera de compromiso y no una alianza.

Yo la miraba confusa, porque por un lado creía que tenía razón y por otro lado no comprendía qué otra manera de querer existe. Yo nunca he besado a nadie que no fuera novio mío, y en las tres ocasiones (unas más importantes que otras, obviamente por mis 23 años de edad) habría jurado que lo nuestro era para siempre. Entonces, mi amiga, que es una gran filósofa me dijo, "Deja que la vida te sorprenda". Al parecer, vivir consecuentemente con mi edad es no planificar qué consecuencias tendrá cada movimiento que haga y dejar menos gobernanza a mi cabeza.

Por eso fui a la barrilada hace dos días. Normalmente no habría ido, porque sólo iban dos amigos míos, que por mucho que yo les quiera no hacen que no eche de menos que haya alguna chica, y porque un grupo tan pequeño puede encasillarse, sentarse a beber y a hablar y ser un aburrimiento. Pero recordé las palabras de mi amiga y me fui a la barrilada, a dejar que la vida me sorprendiera y no censurando los planes por las ideas que yo tenia en la cabeza de lo que es un buen plan.

Y la verdad es que fue un buen plan, tanto si él hubiese aparecido como si no. Me reí muchísimo, me sentí muy cuidada y arropada por mis dos amigos... Todo maravilloso. Entonces, a mitad de la tarde, me llamó... ¿Cómo le llamamos? Mmmmmm..... Javier... siempre fue un nombre que me gustó.... :)

Pues eso, que me llamó, como en la anterior barrilada. Y allí fui yo a verle, tan tranquilamente como siempre. Estuve hablando con ellos un ratito y en cuanto me aburrí porque se pusieron a hablar entre ellos, cogí y me fui, eso es lo bueno de ir borracha, que una no se preocupa de la imagen que eso pueda dar ni de las fórmulas sociales. Aunque quizás ellos se dieran cuenta, o quizás se quedaron sin hielo, no sé. Lo único que sé es que cuando él vino a verme vino con todos sus amigos, que se unieron a mi grupo. Entonces, yo tuve que ir a hacer pipi. Cuando no hay ninguna niña siempre me acompaña uno de mis dos amigos del principio, que es como mi angelito de la guarda, pero esta vez cuando le dije que viniera no dijo palabra y se limitó a mirar a Javi, que dijo que el tb tenía que ir y que me acompañaba.

Yo no pude más que quejarme, pero siempre fui una borracha obediente... Y allí que me fui con él... Y claro, una hace el camino de ida corriendo, pero en el de vuelta, no sé cómo, me cogió en brazos. Y yo le rodeé con los brazos y me amenazó con dejarme caer. Entonces, quité los brazos y le dije q lo hiciera, que me tirara. Hizo el intento, y al ver que no me asustaba me dejó en el suelo, me acercó a él y me besó...

Y ahora no sé qué es esto, porque tengo ganas de verle y estoy más contenta, aunque tengo miedo, porque no ha cambiado nada lo que siento por mi ex.... y quiero plantearmelo, pero recuerdo las palabras de mi amiga, que me dijo que dejara que la vida me sorprendiera, y creo que tiene razón, por eso no sé deciros lo que siento por ninguno de los dos... No quiero pensarlo... Por ahora estoy bien y con eso me basta... aunque la felicidad cuelgue de un hilito, y pueda caer de nuevo, porque noto el miedo y la ansiedad de otros días a mi espalda, no voy a preocuparme hasta que no llegue ese día... O al menos voy a intentarlo...

lunes, 3 de noviembre de 2008

Mis razones...


Cuando me dejaste, yo estaba tan sorprendida que no pude articular palabra. Supongo que la defensa que podría haber hecho de nuestro amor habría servido de poco, pero al menos esas palabras se te habrían quedado en la cabeza, dando vueltas, y puede que un día te diera por pensarlas y te dieras cuenta de que tenía razón. Puede ser.

Quisiera poder preguntarte de nuevo por qué me dejaste. Tendría mucho cuidado de no repetirte tus fallos, sólo hablaríamos de mí, de qué cosa horrorosa he hecho para que no quieras seguir conmigo. Porque quiero que vuelvas a mi lado por lo que soy, no pq tu seas peor o tb tengas la culpa en nuestra ruptura.

Cuando me digas que durante los últimos meses yo no era la misma y que te sentiste abandonado, te recordaré que soy humana y que he cometido el error de dejarte en un segundo plano, dando prioridad a otras cosas, que no tenían más importancia que tú, pero que creía necesario por mantener esa unión con todo lo demás, porque no quería basar mi vida en ti. Te pediré perdón por no demostrarte cuánto te quería. Te pediré perdón por esa manía mía de no centrar mi vida en ti, de no depender de ti, porque me ha salido mal, y al finalmente mi vida eres tú y he perdido la oportunidad de vivir a tu lado muchos momentos. Lo siento!

Cuando me digas que no te imaginas la vida a mi lado porque no compartimos ningún ocio más que el cine, te recordaré lo felices que hemos sido estos cinco años. La ilusión de tus llamabas al móvil para proponerme ir al cine esa noche, y mi sonrisa cuando comprábamos las chuches antes. Y te recordaré esa mirada de duda tuya, cuando veías los nachos y parecías un niño chico que quiere comer chuches antes de comer, y sabe que eso no está bien, pero no puede soportar la tentación. Y te recordaré las noches en mi casa viendo la tele y las tardes en tu cama viendo cualquier película que te hubieras bajado. Porque para mí compartir ese ocio es suficiente, porque no necesito ir contigo los domingos a dar paseos en bicicleta, porque para eso tienes a tus amigos, ni yo necesito que tu leas lo mismo que yo, porque disfruto igual contándote cualquier otra cosa. Y tampoco me parece justo que el ocio que hacemos ahora sean considerados como únicos, porque yo no descarto hacer contigo snow, cuando tengamos el dinero suficiente como para que ese finde no me deje arruinada todo el mes o cuando no quedes con tus amigos y yo tenga que unirme al plan. Porque no se trata de que yo nunca vaya a ir a la nieve, se trata de que entonces no podía. De hecho, aquel único día que coincidimos en Sierra Nevada yo fui muy feliz de bajar la montaña para verte, de cómo me mirabas, y recuerdo cómo me silbaste cuando pasaste por encima mía en el telesilla, y cómo viniste a recogerme cuando me ofusqué en un lado de la pista y la tormenta no me dejaba ver ni regresar al centro del camino. Yo quiero compartir contigo tus ocios, pero ante todo, quiero que sigas haciendo lo que haces con tus amigos, porque no puedes hacerlo todo conmigo. Te irás con ellos y yo me quedaré en casa leyendo o con cualquier otra cosa, porque yo no me aburro si me quedo sola, es la ventaja que tienes. Y seguro que salen nuevas cosas que compartimos, como cuando te regalé los libros de Harry Potter y empezamos ese camino juntos. Podríamos compartir tantas cosas...

Esos fueron los dos motivos que me diste para dejarme, pero por si los demás tienen razón, y mis conclusiones son ciertas, y realmente te agobie hablando del futuro, te diría que estaba pasando una etapa muy dura en mi vida, y que realmente necesitaba sber que había algo al final del túnel esperándome, e hice planes imposibles. Porque no sería culpa tuya como te dije qno viviéramos juntos en enero de 2010, porque los dos somos muy jóvenes y no tenemos dinero para la entrada de un piso ni nada parecido, porque ninguno tenemos un trabajo serio ni parece que tengamos más oportunidades que el resto para tenerlo. Pero estaba mal y quise creer que tdoo terminaría bien cuando viviéramos juntos, y como tu querías bajarme de la nube, de acusé de no quererme y de no querer luchar por nuestra relación. Y entiendo que esas palabras dichas por alguien que en los últimos meses no te había hecho mucho caso te enfadaran y confundieran. Comprendo que te sintieras delante de una extraña. Y justo porque lo comprendo puedo perdonarte por dejarme sola. Por haberme dejado a mi suerte todo el verano y este primer trimestre, aunque con ello te hayas llevado mi vida.

Eso es todo lo que puedo ofrecerte. Tu tienes tus motivos para dejarme y yo tengo mis razones por las que no me sirven. Puede que te hayas desenamorado de mí, y entonces todo esto sea en vano, pero entonces, no comprendo por qué te molestó que me hubiese quitado la alianza, ni por qué miraste de ese modo mi cartera cuando no viste tu foto, las sonrisas de la última vez que quedamos, aquellos tres últimos maravillosos días que tu mismo llamaste así cuando cortamos ni comprendo por qué te temblaba la mano cuando la tomé entre las mías para verte las uñas.

Por eso quisiera que leyeras esta carta, porque ya no sé esperar más... no puedo...

No está...


Hoy al despertarme no era del todo consciente de que mes era ni de lo que había pasado. Sólo me he despertado como habría hecho cualquier otra mañana dispuesta a vivir mi vida con toda normalidad. Entonces, me ha caido la verdad sobre el pecho, como una enorm carga, y me he empezado a asfixiar.

Antes, pensaba que las crisis de ansiedad eran para personas débiles, que no habían tenido problemas en la vida y que se ahogaban en un vaso de agua. Ahora creo que todos tenemos nuestro punto débil, y que si nos lo tocan sangramos. También he aprendido que por mucho que me creyera dura y fría, no era más que apariencia, y que soy una persona extremadamente sensible. Por eso dice mi psicóloga que tengo que ser más benevolente conmigo misma. Y la verdad es que he dejado de pelearme contra mi misma, contra mis crisis de ansiedad, mis ataques de llanto y los días negros. Ahora creo que cuando me pasa algo de esto me compadezco a mí misma, porque se ha ido. He caido en el error que siempre traté de evitar, depender de él, y se ha ido. Ha pasado todo como no tenía que pasar!

Yo nunca nunca nunca deje de hacer planes con mis amigas o mi familia por él. Incluso, llegaba a quitar planes con él o a modificarlos por estar con ellas, creyendo que él y yo, al debernos el uno al otro, ya tendríamos otro mmento, mientras que con los demás era más difícil quedar.

No dejé de irme de Erasmus aunque quisiera quedarme con él, no dejé de pedir esta beca que me lleva ahora un año al extranjero, nunca me conformé con que él me guiara y quería saber por dónde andaba para saber manejarme en un futuro sin él... Hice todo cuanto pude, tanto que de verdad creía que yo era independiente.

Y cuando me dejó no comprendi por qué me lo tomé tan mal, pero después de meses pensando y de sesiones de terapia, he llegado a comprender que deposite todas mis ilusiones en él. Aunque no le dedicara tanto tiempo ni centrara mi vida en él, confiaba en que compartiríamos el resto de nuestras vidas para siempre. Y ahí estuvo el error. En creer que realmente le tenía en la palma de la mano, que realmente no podía vivir sin mí como me decía y que nunca podría querer a otra porque estaba completamente hipnotizado por mí. Y me creí que sería para siempre, porque no podía ser de otro modo, porque aunque no le dedicara todo mi tiempo, la verdad es que era la persona a la que llamaba cuando tenía un problema, cuando estaba triste, cuando me encontraba sola o tenía un rato libre. Sin darme cuenta, volqué todos mis sentimientos en él, dejando de contarle a mis amigas y a mi madre mis problemas. Le converti en mi mitad. Sólo él sabía como me sentía, qué me pasaba y sólo él sabía cómo girar la llave para convertir las lágrimas en risas. Y claro, ahora no puedo pedirle a mis amigas que recuerden cómo hacerlo después de cinco años jubiladas del cargo... Ahora nadie sabe consolarme.... de modo que la pena que tengo es doble, porque él me la causa y sólo él sabe consolarmela... y no está... no está....

Anque esta mañana casi le sintiera a mi lado en la cama, como cuando dormíamos la siesta en mi casa, o dándome la espalda cuando jugaba al ordenador en mi mesa, o con la cabeza metida detrás de la televisión arreglando los cables para poder ver un DVD. Aunque casi pudiera tocarlo en mis recuerdos hoy, no está.... y yo no sé qué voy a hacer.... ni comprendo pq no está,,, cómo ha podido dejar de quererme... a mí... que era su mitad, que le tenía en la palma de la mano, que me prometió que nos casaríamos... ¿cómo ha podido?... ¿cómo podré yo vivir sin él?... ¿cómo?

sábado, 1 de noviembre de 2008

Las dos verdades...


Hoy he tenido un día horroroso. No tenía fuerzas para enfrentarme a un mundo sin él. No podía, igual que los primeros días después de que me dejara, sólo tenía fuerzas para respirar. Sólo para eso.

Y así he estado hasta las siete de la tarde, con las ventanas bajadas, la televisión apagada y tratando de dormir, porque es el único estado en el que sobrevivo al dolor que tengo. Entonces, el hambre pudo conmigo, y vi que no había nadie en casa, y decidi trasladarme al salón con mi pena, por si algún dvd podía entretenerme y sedarme hasta que el sueño de la noche volviera a servir de somnifero. Y casi crei que lo lograba cuando ha sonado el timbre, y allí estaba mi amiga, que por poner pongamos que se llama Cristina.

La cosa es que Cristina no sabe la verdad, no sabe que realmente fue él quien me dejo, y cree que fue una decisión de los dos. El motivo de tal engaño no es otro más que es una niña con poco tacto, a la que le gustaba mi novio cuando empecé a salir con él y que nunca ha sabido demsiado bien elegir las palabras para estos casos. Por eso mi madre me propuso que le mintiera cuando llamo a mi casa días después de que él me dejara, para que no me pudiera hacer daño sin pretenderlo.

Y hoy se ha lucido. En la hora que ha estado aquí se las ha apañado para decirme que querría casarse a los 26 años, como quería hacer yo, y cuando le he dicho que me parecía pronto (porque yo empece con mi nvio mucho ants que ella con el suyo) me ha respondido que es normal porque yo ahora no tengo nada. Y me han caido esas palabras en el corazón como si fuera una tonelada deh hierro sobre una migaja de pan. No tengo nada. Y es verdad. Hoy no hay nadie que me quiera como para pasar el resto de su vida conmigo. Ni siquiera para pasar el presente. He perdido a mi niño... Lo he perdido....

Entonces, he recordado que la Navidad está a la vuelta de la esquina, y me he planteado que igual cuando llegue de su erasmus ha tenido tiempo para pensar, me ha echado de menos, quedams y recuerda lo que había entre nosotros, y le he dicho que cuando nosotros cortamos de mutuo acuerdo decididimos que hablaríamos en Navidad, y que a lo mejor volvíamos. Entonces, ella, que cree que lo tengo mucho más fácil porque no sbe que él me dejó y que no quiere saber nada de mí, me ha dicho que para entonces ya habrán pasado 5 meses y que todo habrá ya muerto. Que nadie esperaría 5 meses ni sentiría lo mismo por la otra persona sin haber intentado nada. De modo que por mi bien me ha insistido en que si no ha venido ya, no vendrá. Y entonces empezó a faltarme el aire, y tuve que despedirme de ella porque creí que me caía redonda al suelo.

Le he perdido para siempre... para siempre... ¿qué voy a hacer? ¿cómo voy a poder vivir sin él? ¿qué será de mí? No sé si hoy estoy negativa o realista... me da tanto miedo pensar que pueda ser lo segundo....
P.D: Subiendo la foto de esta entrada se ha abierto la carpeta de mis imagenes, y dentro de ella hay una carpeta llamada Paris decorada con cuatro pequeñas imágenes, en una de ellas me abrazaba con la ciudad de fondo, es de cuando subimos a la Torre Eiffel. No la he visto más grande que la uña de mi dedo meñique, pero ha bastado para revolverme el estómago... definitivamente... no sé qué voy a hacer si no vuelve...