No aprendo que cuando se corta con alguien hay que cortar con sus amigos inmediatamente.
No aprendo que el facebook adora a su amiga y siempre pone una foto suya en la barra de recomendados, sin importar el tiempo que lleve esa foto subida.
No aprendo que el facebook adora a su amiga y siempre pone una foto suya en la barra de recomendados, sin importar el tiempo que lleve esa foto subida.
No aprendo que en esas fotos siempre sale él, sonriendo.
No aprendo que si no sale él sale su casco de la moto (MI casco de la moto), su casa o la sonrisa de su amiga me recuerda los maravillosos días que pasé a su lado.
No aprendo que hay días en los que es mejor no tentar a la suerte porque no está el horno para bollos.
No aprendo a evitar la tentación de abrir esas fotos.
No aprendo a evitarme el dolor de estómago.
No aprendo a mirarle como a un amigo.
No aprendo a no echarle de menos desesperadamente cuando le veo.
No aprendo a dejar de idealizar una relación que fueron más que los dos fines de semana maravillosos que siempre me vienen a la mente.
No aprendo a conformarme con vivir mi vida así.
Y eso es lo que me preocupa. Me preocupa porque por un lado no quiero meterme en líos con otros chicos, aunque tenga que reconocer que no siempre es fácil resistir la tentación. No quiero estar con ellos una noche ni quiero salir con ellos. Sé que es un sentimiento pasajero y que pronto dejaré de huir de todos ellos como si tuvieran la peste, pero es que simplemente ahora no me apetece comerme la cabeza con nada. Quiero una vida fácil.
Pero entonces, cuando me vienen los recuerdos de Mr. Perfecto, siento una necesidad horrorosa de taparlos con relaciones imaginarias con esos chicos. Con la tranquilidad de que estoy sola porque quiero.
Me pregunto si será porque tengo el orgullo herido porque estuvo cuatro meses muerto por mis huesos y ahora cree que es mejor dejarlo. Me pregunto si será porque desde los 16 años estoy acostumbrada a tener una pareja a mi lado. Me pregunto si tendrá que ver con el coraje que me da que haga buen tiempo donde vive, salga con sus amigos a pasarselo bien y sea feliz. Es como si me hubieran quitado la tarta y alguien se la comiera delante mía.
Y como en la entrada anterior, me preocupa que todo lo que me apetezca hacer al respecto sea llorarle a una amiga o encontrar a alguien me de lo que me daba él, porque ninguna de las dos soluciones me parecen de persona adulta e independiente, la verdad.
En mi próxima vida quiero saber conformarme con vivir conmigo misma. Saber apreciar los momentos que te regala la vida en todo momento tal y como lo hago cuando estoy acompañada. Quiero seguir siendo Campanilla y princesa, pero no sólo cuando esté con mis amigos o con un chico. Quiero ser de esas personas que viajan solas, disfrutan de un café y de una revista en las plazas en soledad y encuentran en la soltería la mejor forma de ser feliz.
Esa gente lo tiene más fácil. Me pregunto si tendrán días de bajón ellos también... No tengo confianza con nadie así como para poder preguntarles, pero es algo que hace tiempo que quiero hacer. No sé si ese tipo de persona se nace o se hace. Yo quiero hacerme, si con ello me evito ratos absurdos como estos.
pd: Por casualidades de la vida hoy es 24 de junio. Hace justo un mes que me despedi de Mr. Perfecto. No puedo negar que cuando he estado con gente alrededor he sido muy feliz. Incluso he planeado un viaje que me hace feliz cuando estoy sola y pienso en él. Sin embargo, aun me queda la espinita de haberle perdido, el dolor de estómago cuando le veo y la pena de echarle de menos. Supongo que una vez más, la única receta es el tiempo. Asi que... A esperar...