jueves, 24 de septiembre de 2009

Demasiado bonita ultimamente...

Cosas que me quedan por hacer aquí:
Un tatuaje....
Tirarme de una montaña en trineo...
Aprobar el título de inglés...
Conocer un par de lugares más...
Aprovechar el tiempo con aquellos a los que he aprendido a querer y echaré de menos...
Seguir mirando el lago durante horas soñando despierta...
Dejar que la ciudad me sorprenda...

Planes para el año que viene:
Cansarme de estar en casa
Estar hora acariciando a mi gata
Conseguir el máster (más bien la beca que me pague el máster)
Hacer ese último viaje/locura que tengo pendiente
Irme de carnavales
Quedar con esas personas a las que ahora echo de menos


Lo mire por donde lo mire... la vida está demasiado bonita ultimamente...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Las niñas bonitas no pagan dinero...

Hay días en los que una se siente feliz.
Así, sin motivo aparente.
Sin dificultad.
Sin tener que proponérselo ni que concentrarse en las cosas buenas.
Sin novedades.
Sola y acompañada a la vez.
Alocada y centrada.

En esos días normalmente luce el sol, o al menos una puede intuirlo detrás de las nubes. Puede oler los rayos calentando su piel, como escuché una vez en una serie.
Y las flores se pasean orgullosas frente a tus ojos, los niños chicos lucen hoyuelos en las sonrisas y las palomas se sientan contigo a tomar café. Conmigo siempre es así. Esté en la ciudad que esté. Claro que el sol, las flores, los niños y las palomas cambian, pero la esencia es la misma. La felicidad es la misma.

Ya hace 8 meses que me fui de casa. Desde entonces, nunca he vuelto el tiempo suficiente para cansarme de estar allí. Mis amigas, mi familia, mi gata y mi cuarto siempre me saben a poco. Entonces, llego a mi nuevo hogar pensando que se me caerán las paredes encima y me sorprende que no sea así. Soy feliz aquí, la verdad. Con la gente que tengo, con lo que me rodea y con la Mimi que soy.

En tres meses tengo que volver y me hace ilusión poder cansarme de lo de siempre. Tengo ganas de pasarme tardes viendo la tele, noches enteras hablando con mis amigas y días enteros en reuniones familiares. También tengo ganas de volver a ver amanecer a su lado, la verdad.
¿Quién es él? Bueno, es un amigo. Un amigo de hace años que igual desde que nos fuimos de locos a Turquía este verano ya no es tan "sólo amigo". Ya os dije que me iba, ¿no?
Pues sí, me fui. Hice mi mochila y me fui de interrail. Los dos solos. Y fue increible.
Entonces acordamos que seríamos sólo amigos y se nos fue de las manos. Y desde entonces nos hemos cansado de decir hasta aquí y vernos desbordados. Ahora sólo improvisamos. Sólo existe el hoy. Pero eso no quita que yo quiera volver a nuestra costumbre de ver amanecer abrazados, mientras hablamos susurrando. También quiero cansarme de eso, aunque dudo que sea posible.

Sin embargo, no voy a permitir que mis alas se anquilosen. Voy a moverlas pronto. Por última vez, quizás. La verdad es que me lo debo a mí misma. Tengo que probar un país más antes de asentarme sin remedio de nuevo en mi ciudad. Hay algo que me queda por hacer. Una última locura que he descubierto este año que me hace feliz. Mañana hecho los papeles y con suerte me voy en febrero. ¿Dónde? Espero que al sur, donde brille el sol y pueda pasar las tardes en la playa.
La última vez me fui medio huyendo, con las alas aún vendadas y a un país tranquilo, donde he podido recuperarme. Ahora quiero irme estando bien. Sabiendo que tengo lo que quiero pero que no por ello hay que conformarse y parar. La verdad es que me hace mucha ilusión pensar en ello. Sólo se es joven una vez, ¿no?


Hoy es un día de esos.
Un día en el que me siento especialmente joven.
Un día en el que quiero tatuarme un hada de alas enormes.
Un día en el que no necesito estar al lado de esa persona para sentirla cerca.
Un día en el que estoy feliz donde estoy, con el tiempo que me queda aquí y con lo que me espera luego.
Un día en el que no puedo dejar de tararear eso de que "las niñas bonitas no pagan dinero"...

viernes, 4 de septiembre de 2009

Era hora de pasar página...

Estoy viva, y casi da vergüenza decirlo cuando he estado tanto tiempo sin escribir. Sin escribir pero no desconectada, porque he estado pendiente de vuestros comentarios y diferentes blogs.

Quisiera tener una buena excusa para no haberme pasado por aquí, pero la verdad es que no la tengo, igual que tampoco sé cómo explicarle a mi diario que haya estado dos meses sin dedicarle una palabra...

Podría inventarme que he estado en un viaje exótico recorriendo países coloridos como Tailandia o trabajando como voluntaria en la India, pero lo cierto es que los únicos viajes que he hecho desde que escribi aquí por última vez han sido de vuelta a España.

Aunque quizás no fueran de vuelta. Mi ciudad ya no es la misma, desde el momento en el que yo no soy la misma.

Los parques ya no son lugares por donde nos paseábamos. El barrio donde vives ya no es como mi vecindario. El cine al que siempre íbamos es ahora un completo desconocido. El cuarto de mi hermano ha dejado de ser el lugar donde nos besamos por primera vez con 17 años.

Incluso nuestra plaza ha dejado de pertenecernos. Mejor dicho, ha dejado de pertenecerte a ti, que te fuiste. Esa plaza es mía.

En ella empezamos a salir y en ella me explicaste por qué querías romper nuestra relación después de cinco maravillosos años.

Aquella tarde nos fuimos juntos de esa plaza. Lo que tú no sabes es que después de verte doblar la esquina con la bici y tu sudadera azul yo volvi de nuevo.

Me senté en nuestro banco y lloré sin secarme las lágrimas, agarrando con fuerza la piedra blanca con las manos, como si quisiera reducir a polvo lo que acababa de escuchar destrozando el lugar del crimen.

Pero las palabras no se fueron, se quedaron revoloteando por el lugar, como lo hacen las mariposas sobre las flores. Por eso siempre me dolía acercarme a esa plaza. A nuestra plaza.

Aquella tarde, antes de girar la misma esquina que te había separado de mí minutos antes, miré por última vez nuestra plaza y le prometi en voz alta que te traería de nuevo a ella.

Los niños jugaban en los jardines y sus madres ocupaban otros bancos, pero el nuestro seguía vacío. No tuve miedo de hablar en voz alta y que pensaran que estaba loca. Por aquellos entonces estaba más cerca de la demencia que de la cordura, la verdad.

Casi me ahogo, casi no salgo del agujero, casi pierdo toda mi magia, casi pierdo la batalla.

CASI

Pero no. No caí del todo. Por eso supe desde el principio que cuando pasara por la que era nuestra plaza ya no sería tan duro como antes.

Era una mañana de agosto. Hacía calor en la ciudad del sur de España donde vivo. Había estado durante horas paseando con mis amigas, recorriendo algunos de mis lugares turísticos preferidos después de meses de exilio y compartiendo con ellas momentos preciosos que nunca olvidaré.

Entramos en aquella papelería antigua que tanto me gusta y me compré un diario nuevo. Entonces supe lo que tenía que hacer y que tenía que hacerlo sola.

Les dije a mis amigas que salía a llamar por teléfono y me perdí entre el tumulto de gente hasta nuestra plaza. Nuestro banco estaba vacío.

Como si fuera lo más natural del mundo, mis pies se acercaron a él y senté.

Fue reconfortante ver de nuevo a los niños jugar en los jardines y a las madres hablar en los bancos. Recordar el ángulo desde el que se ven las cosas allí sentada.

Miré a mi alrededor recordando los pasos que di contigo por aquellas mismas piedras y luego bajé la mirada a tu lado del banco, que permanecía vacío.

Ya no estabas. Ese era ahora mi banco. Tú te habías ido. También yo me había ido, lo reconozco. Primero metafóricamente, cuando estuve evadiendo la plaza durante meses después de que me dejaras. Al final lo deje físicamente para irme a un país europeo...

Sin embargo, había vuelto para reconquistarlo. Para hacer las paces con él. Para recordar cómo se ven las cosas allí sentada. Para presentarle a la nueva Mimi. Pero ante todo, para explicarle que no vas a volver.

Entonces, le di un suave golpe a la piedra blanca con la palma de la mano y me levanté. Caminé algunos pasos decidida a reunirme con mis amigas, pero algo en lo más profundo del alma me hizo girarme. Recorrí con la mirada la plaza unos instantes. Luego fije la vista en el banco. Esta vez tampoco tuve miedo de hablar en voz alta. Esta vez le dije que siempre le querría.

El presente y el futuro se contruyen sobre el pasado. Yo soy quien soy gracias en parte a lo que ese banco me dio, pero también gracias a lo que ese banco me quitó. No voy a negar que ha visto a una de las personas más importantes de mi vida, pero le quedan muchas cosas por ver. Muchos logros, muchas derrotas y muchas personas. Tan pronto como esté en mi ciudad de nuevo podré volver a pararme allí. Podré sentarme a leer. Podré llevar a mis amigas y charlar un rato.

Ahora puedo seguir sola. Sin huir de lugares por donde pasamos. Recordando lo feliz que fui en ellos contigo sin que eso duela. Tuve la suerte de vivir 5 maravillosos años a tu lado, pero ahora ya es pasado. Estoy segura de que el futuro me depara también cosas maravillosas, pero para poder disfrutarlo tenía que reconciliarme con la ciudad. Tenía que reconquistar el lugar más sagrado y valioso de nuestra relación. Sentía la necesidad de explicarle que te voy a querer siempre, pero que no vamos a volver. Era hora de pasar página...

miércoles, 24 de junio de 2009

No aprendo!!!

No aprendo.
No aprendo que cuando se corta con alguien hay que cortar con sus amigos inmediatamente.
No aprendo que el facebook adora a su amiga y siempre pone una foto suya en la barra de recomendados, sin importar el tiempo que lleve esa foto subida.
No aprendo que en esas fotos siempre sale él, sonriendo.
No aprendo que si no sale él sale su casco de la moto (MI casco de la moto), su casa o la sonrisa de su amiga me recuerda los maravillosos días que pasé a su lado.
No aprendo que hay días en los que es mejor no tentar a la suerte porque no está el horno para bollos.
No aprendo a evitar la tentación de abrir esas fotos.
No aprendo a evitarme el dolor de estómago.
No aprendo a mirarle como a un amigo.
No aprendo a no echarle de menos desesperadamente cuando le veo.
No aprendo a dejar de idealizar una relación que fueron más que los dos fines de semana maravillosos que siempre me vienen a la mente.
No aprendo a conformarme con vivir mi vida así.


Y eso es lo que me preocupa. Me preocupa porque por un lado no quiero meterme en líos con otros chicos, aunque tenga que reconocer que no siempre es fácil resistir la tentación. No quiero estar con ellos una noche ni quiero salir con ellos. Sé que es un sentimiento pasajero y que pronto dejaré de huir de todos ellos como si tuvieran la peste, pero es que simplemente ahora no me apetece comerme la cabeza con nada. Quiero una vida fácil.
Pero entonces, cuando me vienen los recuerdos de Mr. Perfecto, siento una necesidad horrorosa de taparlos con relaciones imaginarias con esos chicos. Con la tranquilidad de que estoy sola porque quiero.
Me pregunto si será porque tengo el orgullo herido porque estuvo cuatro meses muerto por mis huesos y ahora cree que es mejor dejarlo. Me pregunto si será porque desde los 16 años estoy acostumbrada a tener una pareja a mi lado. Me pregunto si tendrá que ver con el coraje que me da que haga buen tiempo donde vive, salga con sus amigos a pasarselo bien y sea feliz. Es como si me hubieran quitado la tarta y alguien se la comiera delante mía.
Y como en la entrada anterior, me preocupa que todo lo que me apetezca hacer al respecto sea llorarle a una amiga o encontrar a alguien me de lo que me daba él, porque ninguna de las dos soluciones me parecen de persona adulta e independiente, la verdad.
En mi próxima vida quiero saber conformarme con vivir conmigo misma. Saber apreciar los momentos que te regala la vida en todo momento tal y como lo hago cuando estoy acompañada. Quiero seguir siendo Campanilla y princesa, pero no sólo cuando esté con mis amigos o con un chico. Quiero ser de esas personas que viajan solas, disfrutan de un café y de una revista en las plazas en soledad y encuentran en la soltería la mejor forma de ser feliz.
Esa gente lo tiene más fácil. Me pregunto si tendrán días de bajón ellos también... No tengo confianza con nadie así como para poder preguntarles, pero es algo que hace tiempo que quiero hacer. No sé si ese tipo de persona se nace o se hace. Yo quiero hacerme, si con ello me evito ratos absurdos como estos.

pd: Por casualidades de la vida hoy es 24 de junio. Hace justo un mes que me despedi de Mr. Perfecto. No puedo negar que cuando he estado con gente alrededor he sido muy feliz. Incluso he planeado un viaje que me hace feliz cuando estoy sola y pienso en él. Sin embargo, aun me queda la espinita de haberle perdido, el dolor de estómago cuando le veo y la pena de echarle de menos. Supongo que una vez más, la única receta es el tiempo. Asi que... A esperar...

lunes, 15 de junio de 2009

19 días y 500 noches

19 días y 500 noches. Así llame al segundo diario que terminé después de mi ruptura con mi ex. Era un momento en el que la vida me iba bien, creo que hasta coincidió algunos días con mi no-relación con Javi, sin embargo, siempre tenía ese momento de bajona en el que parecía que todo tiempo pasado fue mejor.

La misma persona que tenía una foto de Mr. Perfecto hace dos semanas para bajarme el ánimo no tenía nada nuevo hoy en su perfil, sin embargo estaba en mi lista de recién actualizados y me ha picado la curiosidad por saber cómo estaba, ya que ella también es amiga mía.

La cosa es que no había nada nuevo, pero sólo verle la cara me ha puesto triste. Normal, si tenemos en cuenta que siempre que la he visto ha sido en el país donde ahora vive Mr. Perfecto y en consecuencia con él al lado. Así, verla sonreir me ha recordado las calurosas mañanas y las fiestas de noche que pasamos todos juntos allí.

Y como dice Pablo Neruda "Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido." Sé que esa relación no iba a ninguna parte, sé que él no está hecho para mí ni yo para él, sé que es mejor ahora que más tarde, sé que si siguiéramos juntos sólo podría tenerle por teléfono y la pena sería la misma... sin embargo, una vez más, mi corazón no escucha a mi cabeza. Por eso me voy a poner a leer alguna cosa en cuanto cierre esta ventana. Hay días en los que una está más triste, pero no por ello podemos permitirnos recrearnos en la pena. Hay que levantarse y buscar distracción. Siempre hay algo o alguien que puede sacarte la sonrisa. Y si no, mañana será otro día. 19 días y 500 noches dan para mucho...

sábado, 6 de junio de 2009

Vivir sin ti...


Este blog se llama no sé vivir sin ti. La verdad es que no me costó demasiado encontrar un nombre, me vino así a la cabeza.

Supongo que no lo llamé "no puedo vivir sin ti" porque estaba viva sin él. Tampoco me decanté por "no quiero vivir sin ti" porque yo quería vivir, recuperarme y ser feliz.

Ahora, cuando casi va a cumplirse el año desde que mi ex me dejó no le encontraba mucho sentido al nombre de mi blog. Después de que pasara Javi (aquel romance fugaz que tuve de dos meses en octubre o así) y Mr. Perfecto (desde enero hasta hace tan sólo dos semanitas). Después de que hablando con los amigos de mi ex me haya dado cuenta de que no soy la única a la que dejó en el camino. Después de que mi vida haya cambiado tanto que ya no duermo ni el mismo cuarto que entonces ni lleve la misma ropa.


No quería cambiarle el nombre al blog, en primer lugar porque no hay que renegar de donde se viene y en segundo lugar porque así es como lo conocen las personas que lo visitan, y me parecía una pena hacer ese borrón y cuenta nueva, porque aquí he aprendido muchas cosas o al menos he escrito muchos avances.

Sin embargo, hoy me he dado cuenta de que no puedo quitar el título del blog porque sería una mentira. No sé vivir sin ti. Y no es una frase que le diga a mi ex, es una frase así en general.

Yo no sé vivir sin mi madre, sin mi familia, sin mis amigas y sin mis chicos. No soy para nada la persona independiente que puedo aparentar cuando la gente ve que tengo 23 años y vivo sola en otro país.

Hoy estoy en uno de esos días al mes en los que todo se te viene encima. Estaba muy muy triste y no sabía el motivo. Odio sentirme así. Es como cuando los niños chicos lloran y no entiendes lo que les pasa. Hoy yo estaba peor, porque tenía la pena y la frustración de no comprenderme, todo en uno.

Hoy he llorado porque echaba de menos a Mr. Perfecto. Y luego he comprendido que echaba de menos sólo aquel maravilloso finde que pasamos juntos donde él vive. A pesar de todo lo avanzado estos días. Entonces, más tarde he comprendido que más que echar de menos aquello, realmente echo de menos la sensación de tenerle. Le echaba de menos a él como persona. Mucho. Echaba de menos que me abrazara, que me quisiera y sentirme protegida. Entonces, le he escrito a mis amigas un SOS.


En el tiempo que han tardado en responderme, Javi me ha hablado por el mesenger. Hacía meses que no hablaba con él. Ha sido como volver en el tiempo a aquellos días en los que el sol brillaba en mi ciudad, yo vivía en casa y estaba conociendo a un chico encantador. Y enseguida he pensado, ¡Que le den a Mr. Perfecto porque hay chicos maravillosos en este mundo hechos más a mi medida! Y me he sentido con ánimos de ponerme wapa para salir a bailar. De hecho, os escribo con el conjunto que me puse la última noche con Mr. Perfecto. El mejor de mi colección. La última vez que me lo puse fue con él. Cuando me quería o me deseaba o lo que fuera. Siento que al sacarlo de casa voy a cerrar una etapa y me da mucha pena. Quisiera que las cosas hubieran sido diferentes. Quisiera haberle podido cambiar para continuar juntos.

Entonces, me recuerdo a mí misma que la gente no cambia y que eso ya lo tenía yo asumido estos días, pero es que es muy duro ser mujer y una se confunde con tanta hormona junta.


Total, que Javi nota que ando de bajón y con tres frases me anima. Me maquillo y me preparo para salir. Para colmo, cuando casi estoy en la puerta una amiga me escribe un sms de respuesta a mi SOS diciendome lo maravillosa que soy.

Luego me escribe otra para retrasar media hora la cita y digo, voy a ver si sigue Javi. Él no está y creo que es mejor así. Creo que sólo con lo que hemos hablado ya le tendré en la cabeza toda la noche. Por eso he pensado entrar aquí en el blog y reflexionar sobre ello. Porque tengo que aprender a vivir sin ti. Quien quiera que sea el ti. No puedo permitir seguir dependiendo de la gente para alegrarme los días grises. Tengo que dejar de mandar SOS y depender de que otros chicos me recuerden lo importante que fui para ellos o lo maravillosa que soy. Tengo que aprender a levantarme a mi misma. Por ahora no sé vivir sin ti, pero tengo que lograrlo, porque lo de depender de la gente no tiene mucha pinta de hacerme feliz.

Oye suena fácil decirlo, pero la verdad es que no tengo muy claro cómo voy a lograr no depender de la gente a la que quiero. No sé... Una vez más y como en Lo que el viento se llevó, "Lo pensaré mañana"

domingo, 31 de mayo de 2009

TÚ te lo pierdes....

Sólo tengo cuatro cosas que decir:
1. Hoy hace un día precioso en mi ciudad y he descubierto que puedo sonreir por cosas que no tengan que ver contigo.

2. Me he puesto la minifalda con la camiseta morada... Al panadero, los chicos del parque que jugaban al fútbol y algunos moteros en el paso de cebra parece que les gusta el conjunto ;)

3. Ese amigo que te temías que estaba por mí me ha pedido irme con él a Turquía de locos y he aceptado. Mañana compramos los billetes.

4. Tú eras mi locura y mi ilusión, pero la locura y la ilusión puedo encontrarla en cualquier parte... Prueba tú a encontrar a otra que te quiera y te cuide como lo he hecho yo...


Y no estoy enfadada ni nada parecido. Si me preguntaran diría que sigo queriéndote y echándote de menos. No te reprocho que me dieras todo y luego me lo quitaras. He aprendido que a veces simplemente pasa. Simplemente me he dado cuenta de que, aunque seas tú quien ha tomado la decisión, es a ti a quien mejor le habría venido que esto siguiera. O al menos, a mí no me viene tan mal como pensé....

¿Qué le voy a hacer? Nací princesa.... Cuando me pasa algo malo, sale el sol y mis amigos se vuelcan conmigo. Puede que siga llorando por ti, que te eche de menos y que tú pases, pero bueno, así se equilibran las balanzas, porque durante meses fuiste tú quien quería y yo quien pasaba, no?