viernes, 4 de septiembre de 2009

Era hora de pasar página...

Estoy viva, y casi da vergüenza decirlo cuando he estado tanto tiempo sin escribir. Sin escribir pero no desconectada, porque he estado pendiente de vuestros comentarios y diferentes blogs.

Quisiera tener una buena excusa para no haberme pasado por aquí, pero la verdad es que no la tengo, igual que tampoco sé cómo explicarle a mi diario que haya estado dos meses sin dedicarle una palabra...

Podría inventarme que he estado en un viaje exótico recorriendo países coloridos como Tailandia o trabajando como voluntaria en la India, pero lo cierto es que los únicos viajes que he hecho desde que escribi aquí por última vez han sido de vuelta a España.

Aunque quizás no fueran de vuelta. Mi ciudad ya no es la misma, desde el momento en el que yo no soy la misma.

Los parques ya no son lugares por donde nos paseábamos. El barrio donde vives ya no es como mi vecindario. El cine al que siempre íbamos es ahora un completo desconocido. El cuarto de mi hermano ha dejado de ser el lugar donde nos besamos por primera vez con 17 años.

Incluso nuestra plaza ha dejado de pertenecernos. Mejor dicho, ha dejado de pertenecerte a ti, que te fuiste. Esa plaza es mía.

En ella empezamos a salir y en ella me explicaste por qué querías romper nuestra relación después de cinco maravillosos años.

Aquella tarde nos fuimos juntos de esa plaza. Lo que tú no sabes es que después de verte doblar la esquina con la bici y tu sudadera azul yo volvi de nuevo.

Me senté en nuestro banco y lloré sin secarme las lágrimas, agarrando con fuerza la piedra blanca con las manos, como si quisiera reducir a polvo lo que acababa de escuchar destrozando el lugar del crimen.

Pero las palabras no se fueron, se quedaron revoloteando por el lugar, como lo hacen las mariposas sobre las flores. Por eso siempre me dolía acercarme a esa plaza. A nuestra plaza.

Aquella tarde, antes de girar la misma esquina que te había separado de mí minutos antes, miré por última vez nuestra plaza y le prometi en voz alta que te traería de nuevo a ella.

Los niños jugaban en los jardines y sus madres ocupaban otros bancos, pero el nuestro seguía vacío. No tuve miedo de hablar en voz alta y que pensaran que estaba loca. Por aquellos entonces estaba más cerca de la demencia que de la cordura, la verdad.

Casi me ahogo, casi no salgo del agujero, casi pierdo toda mi magia, casi pierdo la batalla.

CASI

Pero no. No caí del todo. Por eso supe desde el principio que cuando pasara por la que era nuestra plaza ya no sería tan duro como antes.

Era una mañana de agosto. Hacía calor en la ciudad del sur de España donde vivo. Había estado durante horas paseando con mis amigas, recorriendo algunos de mis lugares turísticos preferidos después de meses de exilio y compartiendo con ellas momentos preciosos que nunca olvidaré.

Entramos en aquella papelería antigua que tanto me gusta y me compré un diario nuevo. Entonces supe lo que tenía que hacer y que tenía que hacerlo sola.

Les dije a mis amigas que salía a llamar por teléfono y me perdí entre el tumulto de gente hasta nuestra plaza. Nuestro banco estaba vacío.

Como si fuera lo más natural del mundo, mis pies se acercaron a él y senté.

Fue reconfortante ver de nuevo a los niños jugar en los jardines y a las madres hablar en los bancos. Recordar el ángulo desde el que se ven las cosas allí sentada.

Miré a mi alrededor recordando los pasos que di contigo por aquellas mismas piedras y luego bajé la mirada a tu lado del banco, que permanecía vacío.

Ya no estabas. Ese era ahora mi banco. Tú te habías ido. También yo me había ido, lo reconozco. Primero metafóricamente, cuando estuve evadiendo la plaza durante meses después de que me dejaras. Al final lo deje físicamente para irme a un país europeo...

Sin embargo, había vuelto para reconquistarlo. Para hacer las paces con él. Para recordar cómo se ven las cosas allí sentada. Para presentarle a la nueva Mimi. Pero ante todo, para explicarle que no vas a volver.

Entonces, le di un suave golpe a la piedra blanca con la palma de la mano y me levanté. Caminé algunos pasos decidida a reunirme con mis amigas, pero algo en lo más profundo del alma me hizo girarme. Recorrí con la mirada la plaza unos instantes. Luego fije la vista en el banco. Esta vez tampoco tuve miedo de hablar en voz alta. Esta vez le dije que siempre le querría.

El presente y el futuro se contruyen sobre el pasado. Yo soy quien soy gracias en parte a lo que ese banco me dio, pero también gracias a lo que ese banco me quitó. No voy a negar que ha visto a una de las personas más importantes de mi vida, pero le quedan muchas cosas por ver. Muchos logros, muchas derrotas y muchas personas. Tan pronto como esté en mi ciudad de nuevo podré volver a pararme allí. Podré sentarme a leer. Podré llevar a mis amigas y charlar un rato.

Ahora puedo seguir sola. Sin huir de lugares por donde pasamos. Recordando lo feliz que fui en ellos contigo sin que eso duela. Tuve la suerte de vivir 5 maravillosos años a tu lado, pero ahora ya es pasado. Estoy segura de que el futuro me depara también cosas maravillosas, pero para poder disfrutarlo tenía que reconciliarme con la ciudad. Tenía que reconquistar el lugar más sagrado y valioso de nuestra relación. Sentía la necesidad de explicarle que te voy a querer siempre, pero que no vamos a volver. Era hora de pasar página...

7 comentarios:

simplementeyo dijo...

Genial como siempre,, ahora sí que lo has superado, yo para hacer eso, fui a ver a mi ex y tb me di cuenta que habia pasado página. Besos

sorprendida dijo...

Nena, estabas desaparecida y te echabamos un montón de menos.

Pero has vuelto con las pilas recargadas, enhorabuena

Miriam dijo...

Yo también os echaba de menos!!!! A ver si tengo tiempo y os cuento algunas cositas de estos meses!!! un besazo!!

sorprendida dijo...

sí, sí, cuenta, cuenta. Yo tb tengo mucho que actualizar. Ha sido un verano 10!!!!!

Unknown dijo...

Hey, chicas! espero que os haya ido bien el veranito. El mío, genial! Ha sido muy muy muy reparador. Puedo decir que estoy curada. Me acuerdo, pero ya no duele :)

Miriam, me alegro un montón de leerte así, TAN bien.

Cuéntanos más cositas, anda...
Te echábamos de menos!
BESOS

Sil dijo...

Hacia tiempo que no entraba en tu blog, pero me alegro de que estes pasando página. Desde ahora te leeré más a menudo...jiji

Espero que hayas pasado un buen verano.

un abrazo! n_n

AgonyHades! dijo...

Qué bonitooooo!!!!