sábado, 10 de enero de 2009

Quien lo iba a decir?


"Quien lo iba a decir?"

Grandes palabras, si se saben encuadrar en la conversación adecuada. Tanto como un "ten mucho cuidadito y mucha suerte", "Ya tengo ganas de volver", "Un beso muy grande para ti" o un "Si necesitaras algo". Que no son nada en comparación con un "no lo hago" al que le sigue "se que puedes hacer lo que quieras".

La situación es simple. Me voy el lunes y hoy había despedida en mi casa. Las personas a las que más quiero (o casi todas) vinieron a decirme adiós. Yo, que soy de lágrima fácil y que odio irme de casa, no he llorado nada. En parte porque no me creo que me voy y sospecho que en otra parte porque estoy acostumbrada a vivir sin lo que más quiero.
Mis amigos me han ayudado, se han convertido en mi alma y mis pies estos meses, pero ha llegado un momento en el que sabía que esta parte del camino no podía hacerla con ellos. No podía porque nunca crecería si sigo teniéndoles cerca. No puedo superarlo del todo si tengo a mi mejor amigo repitiéndome cuánto valgo cada vez que se emborracha y a mi mejor amiga apoyándome en silencio cuando tomando un café se me llenan los ojos de lágrimas sin sentido aparente.
Estoy mejor, de eso no hay duda. Igual que sé que todo lo he conseguido gracias a ellos, pero no puedo seguir aquí. De hacerlo, me haré dependiente de ellos como he descubierto que lo era de mi novio. Porque quiero ser lo que los demás quieran, con tal de que me quieran y de que sean felices, y eso no debería ser así. Como quedándome no sé hacerlo, parece que aprovechar este viaje de un año para encontrarme a mí misma es una buena solución.
Es como si me mandaran a una mili intelectual o algo así. “Encuéntrate a ti misma que los demás te esperamos aquí”. O quizás mejor, porque mis amigos no me esperan aquí, sino que podré contar con ellos cada día, en la distancia, pero cerca a la vez.

Y así estaba yo, resignada con mi retiro espiritual europeo de un año, cuando me saludó mi ex por el Messenger. Y me sorprendió que el mundo siguiera en su sitio después de leer su nombre en la pestaña naranja de la barra de tareas. Seguramente sea porque sabía que hoy me hablaría. No puede ser de otro modo cuando él sabe lo mal que lo paso cuando salgo de casa, aunque luego nunca quiera volver del viaje. Me cuestan las despedidas y coger aviones. Me cuesta irme de casa. Y él lo sabe. Después de cinco años sabe muchas cosas de mí. Lo sabe casi todo. Una afirmación muy dura si consideramos que conociéndome de ese modo ha decidido vivir sin mí y prescindir de lo que puedo darle. Pero hoy no estamos aquí para analizar por qué sabe lo que soy y lo que puedo darle y aún así se fue. Porque lidiar con eso ya es demasiado.
La cosa es que la conversación se ha resumido en las 7 líneas del principio, con algunos iconos y monosílabos más. La conversación ha durado algo así como tres minutos. Más o menos como las demás que hemos tenido, con una regularidad media de una por mes. Una maravilla, vamos.
Total, que cuando me ha preguntado si tengo piso, a mí, que soy una histérica de la organización y las cosas bien atadas, le he respondido que sólo para dos semanas. De este modo puedo encontrar algo que me guste más desde allí, o eso le he dicho, porque la verdad es que ningún casero quería cerrar el contrato por más tiempo estando yo en España.
Y se ha atrevido a responderme "Quien lo iba a decir?”
Entonces, he comenzado a llorar, a llorar todo lo que no he llorado en todo el día.
Pues sí, quien lo iba a decir.
Quien me iba a decir a mí, que en los tres meses de psicólogo a los que he acudido para superar que me dejaste he aprendido que las cosas no se pueden organizar, que hay algunos aspectos imposibles de ordenar y que tengo que manejar mis nervios si quiero sobrevivir en este nuevo mundo que no controlo.
O quien me iba a decir que cuando me dejaste estuve tan mal que ya no me da miedo irme a otro país con la única promesa de dos semanas de alquiler, cuando me tengo que quedar todo el año. Si he sobrevivido a este verano, no voy a quedarme ahora en el camino por no tener aún residencia fija.
Pero claro, eso no podía decírselo.
Quizás tenía que habérselo dicho… pero entonces habría comprendido cuánto daño me ha hecho y cuánto le quiero todavía. Y habría dado igual. No habría cambiado nada a pesar de yo haberle servido mi vida en bandeja. De modo que no lo he hecho por orgullo. Y menos mal, porque entonces se apresuró a decirme que tenías ganas de volver a su Erasmus, por si me quedaba alguna duda de la vida que prefiere. Entonces, quise decirle que la disfrutara, porque tiene fecha de caducidad, y ya se verá en unos meses encerrado en esta ciudad que obligatoriamente debe recordarle a mí cuando yo aún siga fuera. Y sufrirás un poco lo que yo he sufrido. Pero me he callado. Menos mal!

Después vino el típico "ten mucho cuidadito y mucha suerte", "Un beso muy grande para ti" y "Si necesitaras algo". No dijo nada más. Sólo “Si necesitaras algo”, entonces, respondí que no se preocupara y me respondió:
-no lo hago
-se que puedes hacer lo que quieras

Lo que quiera menos besarte, tenerte, volver el tiempo atrás… Puedo hacer lo que quiera con las cartas que tengo… Con las que me repartieron el 8 de julio y que desde entonces he aprendido a manejar. Y en algunas manos le gano a la banca y el destino me lo paga en encuentros o momentos para el recuerdo. Pero otros días pierdo.
Lo importante es que estoy aprendiendo a jugar con ellas y no se me da mal. Ahora tengo un nuevo desafío por delante y no tengo tanto miedo como otras veces. En parte ya no soy la misma. “Las cosas han cambiado”. Eso es justo lo que le respondí a su "Quien lo iba a decir?". No supe decir nada mejor. Ni nada que fuera más verdad.

3 comentarios:

Silvia dijo...

Gracias Mimi,
Te deseo toda la suerte del mundo en esta etapa de tu vida, no todo el mundo tiene la suerte de poder empezar de cero.
Porque ahora puedes empezar de nuevo tu vida, ya que nadie va a saber por lo que has pasado, que es lo bueno de ti y lo malo.. Tal vez asi sea mas facil porque no tienes que preocuparte, ni pensar que cuando te miran estan intentando analizarte para saber como estas (a mi me pasa eso), nadie va a esperar algo predeterminado de ti, asi que carpe diem!
Un abrazote

p.d. Sobre lo mio no puedo darle mas vueltas, si está enfermo tengo que ayudarle.

Sil dijo...

ahora si que vas a empezar de cero, eh?? jej, espero que te vaya muy bien y que encuentres un piso por mas tiempo...jaj. Pero sobretodo tienes que seguir escribiendo para contar como te va por ahí!!

y por lo demás, pues siento tu mal rato tras la conver...debiste pasarlo mal...ju

^.^

Anónimo dijo...

Hbaía escrito un comentario pr creo q se ha borrado, te decia q sí q has cambiado y q aún te queda por cambiar. Un día despertarás y te verás tan distinta y te sentiras tan orgullosa de ti. Paciencia besos