sábado, 11 de octubre de 2008

Hoy, sin fuerzas ni ganas...


Hoy, desde el principio del día, supe que era mejor guardar mi corazoncito, lo que queda de él, en una caja en lo más profundo del armario. Fuera llovía a mares, como cuando íbamos al centro comercial a ver tiendas, merendar un batido de helado de chocolate blanco o íbamos al cine. Y me dolió tanto ayer tu recuerdo que hoy me he prohibido pensar en ti.


He buscado distracciones y otras personas en las que refugiarme, y aunque me sentía desgraciada, al menos podía respirar sin que me doliera el pecho, sin querer acabar con esta agonía cuanto antes y de cualquier manera, fueran cuales fueran las consecuencias.


Ayer yo no quería vivir, y hoy lo hacía por inercia, porque este cuerpo mío aguanta contra mi voluntad que lo zarandeen y vapuleen constantemente sin rendirse. No sé por qué lo hace ni quién se lo ha pedido. Por mí bien puede resignarse y dejar esta lucha. Yo no quiero seguir. No quiero vivir esta vida sin él porque no es mi vida, es la de otra persona, y no me cae bien ni me gusta.


Por eso hoy no quería complicarme la vida. Quería solo aguantar el tirón del día y acostarme pronto. Y dejar de sufrir. Pero mi madre ha entrado en mi cuarto con una caja. Dice que estaba al fondo de su armario, y ante mi sorpresa la ha abierto, y ha aparecido el pijama de rayas que me regaló por San Valentín este año. No hace ni ocho meses que fuimos a buscarlo, en una tarde parecía a la de hoy, cuando fuera llovía. Pero entonces no importaba, porque él estaba a mi lado para hacerme ver el sol.


Las piernas me han fallado y me caido al suelo desplomada. Igual que cuando dije por primera vez en voz alta que me había dejado. Y es que los meses pasan y me siento igual de mal. Muchas noches me acuesto pensando que esto no hay cuerpo que lo aguante, y que posiblemente pronto no podré más. Pero mi cuerpo aguanta y aguanta. Joder. Que le costará dejarse... Comprender que sin él no quiero vivir. Y si quisiera, no podría, porque no hay quien pueda vivir luchando contra su pensamiento, y contra todo lo que hay alrededor que se empeña en traérmelo a la mente y romperme un poco más el corazón.


Esta mañana guarde todo lo que sentía en una caja al fondo del armario y mi madre se ha ocupado de traerla y abrirla ante mis ojos. Luego, he sentido la necesidad de conectarme al mesenger por si estaba, y escribiendo estas líneas ha entrado. De modo que a la vez que escribo esto, el está a sólo un click. Podría pulsar dos veces su nombre y decirle algo. Podría decirle tantas cosas... Aunque también podría resumirlo en una sola frase. Pulsar su nombre y en la ventana del mesenger, con mi letra rosa de siempre decirle simplemente "Sería tan feliz si siguieras a mi lado"... solo eso... y es q no hay verdad más grande que quepa en una frase más chica... aunque se me ocurre otra incluso más verdadera y corta... TE QUIERO!!!!

2 comentarios:

Sil dijo...

Los dias de lluvia son asi de...jodidos. Es muy duro pasarlo asi de mal, pero pocas personas lo entienden, solo aquellas que han pasado por lo mismo.

Pero hay que empezar a comprender que, (ante la posibilidad de que nunca haya nadie ahi fuera para nosotras) debemos de cuidar de nosotras mismas en todos los aspectos.

y por cierto, le diste un clik?? jje...1 beso!

Miriam dijo...

Apague el ordenador al instante de acabar de escribir la entrada... porque ese día no resistía la tentación, y la verdad es que me está costando aguantarme las ganas... igual hasta que no lo haga y pase de mi no me creo que hemos roto... o igual aún así tampoco me lo creo... no sé...
Me alegro de verte contenta por tu blog... un beso grande wapa