miércoles, 3 de septiembre de 2008

Hoy duele mucho, mucho, mucho



Hay días en los que tu ausencia me duele demasiado. Como hoy. Aunque lleve el pelo suelo, mi traje preferido y los ojos pintados. Antes toda pena se solucionaba así. Me arreglaba lo suficiente para estar segura de que mis pasos no dejaban indiferente a nadie y salía a verte. Entonces me comías con la mirada y me apoyabas contra tu coche para besarme, porque así podías sentir más cerca el calor de mi cuerpo y la forma de mis curvas.
Sin embargo hoy no vas a verme. Llevo un traje que no conoces y que seguro que te gustaría. Puede que, si siguieramos juntos, al verme venir de lejos te gustara tanto que te mordieses el labio de abajo como solías hacer antes para demostrarme que te gustaba lo que llevaba. Y cuando estuviera muy cerca, con mi boca cerca de tu cuello, me susurrarías algo así como "Oye rubia ¿tienes plan?".
Pero hoy no voy a verte. Ese es mi plan. Hacer mi vida sin ti. Y eso que el plan de hoy es de los mejores que he tenido en los últimos dos meses. Voy a salir a bailar con mis amigos.
Pero hasta eso ha perdido la gracia, porque ya no me preguntas qué voy a ponerme para salir sin ti, ni vas a quejarte de que tenga muy poca verguenza por la cantidad de piernas o de escote que enseñe. Ni siquiera vas a querer verme antes de salir, para poder disfrutar tú también un poquito de lo guapa que me he puesto.
Me gustaba cuando querías verme antes de irme de marcha o te empeñabas en llevarme al sitio donde hubiese quedado. Echo de menos saberte esclavo del deseo. Del deseo por mí.
Hoy llevo un traje y es corto, ¿no te importa? ¿de verdad no quieres verlo?
Yo, por mi parte, no sé por qué voy así arreglada, si no van a verme los ojos que quiero. Porque te quiero. No sabes cuanto. Tanto que no comprendo por qué el mundo sigue girando. Tanto que quisiese no levantarme un día. Tanto que no entiendo que haya vida sin ti. Tanto que quiero morirme.
Y sé que tienes la cabeza llena de ilusiones en las que no entro, pero no llego a hacerme una idea de cómo es eso posible, ¿Cómo puedes pensar en irte sin valorar lo que dejas detrás? No tienes que elegir entre una cosa o la otra. Yo estaría contigo en la distancia, te apoyaría cuando te sintieras triste o agobiado, iría a verte tanto como quisieras, hablaríamos cada noche y cada rato libre...
Y yo sería tan feliz de saber que me quieres...
Sería tan feliz de tenerte de nuevo...
De poder hablar contigo...

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