viernes, 26 de septiembre de 2008

Pensamientos matutinos...

Hoy no he soñado contigo, pero al despertarme, como cada mañana me he hundido al recordar por qué no llevo mi querida alianza en el dedo.

Desde que me dejaste, ese es el despertar de todos los días. Suena la alarma y tomo conciencia de que es la hora de levantarse, me giro en la cama y entonces, me llega a la mente una realidad aún peor, mucho más cruda y dolorosa, y es que la tarde del 8 de julio, cuando me estaba bajando del coche y tras pasar tres días maravillosos contigo, me dejaste.

Sola y abandonada. Sin hambre, sin sueño, sin esperanzas, sin ilusión, sin magia, sin compañía, sin cariño, sin tu sonrisa, sin tu mirada, sin tus llamadas de buenas noches, sin tu tono de niño chico, sin los "te quiero" y los "contigo", sin llamarme gordita o nena... sin ti.

Y hoy, de camino al trabajo, a realidad pesaba demasiado para no aligerarla con un poco de fantasía. Me imaginaba que todo tenía solución y que volvíamos a estar juntos, pero entonces me surgieron las dudas de si eso sería posible. ¿Podría confiar en tus sentimiento cuando no me contaste que todo estaba acabando para ti? ¿Podría pasar por alto estos meses en los que has tardado 10 horas en responder a mis 3 escasos mensajes? ¿Podría volver a salir contigo sabiendo que a los cinco años puedes volver a agobiarte y te habré regalado media vida para luego quedarme sola?

Entonces, he pensado que igual no tengo más remedio que dejarle pasar, y, con el tiempo, rehacer mi vida con otro. Pero la descabellada idea no me ha durado en la mente ni un instante, ¿Cómo podría enamorarme yo de otro? Y he sonreido, extrañamente, de saber que no hay más salida. Pasarán los meses y tú serás otro, y yo seré otra, y puede que entonces nuestros caminos ya no confluyan, o puede que esas dos personas nuevas empiecen una relación nueva en la que se rían de lo que hacían de pequeños.


No hay comentarios: